Lo sabe el pobre y el conde,
el albañil y el banquero,
bien conoce el mundo entero
lo que entre su piel esconde;
tal prodigio corresponde
al roce molecular
con el aceite, al ligar
boca arriba o boca abajo,
a las alburas del ajo,
y a la pericia al templar.
(Foto cortesía de Emeterio M. de L.)
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